El Real Madrid se metía en cuartos de la Champions League tras derrotar al Nápoles, pero el rostro de Cristiano Ronaldo era de pocos amigos. El portugués volvió a tener un partido poco afortunado y los blancos encontraron a Sergio Ramos como sus salvador de urgencia. El luso fue un visto y no visto en San Paolo. No fue su partido.
Una realidad que quedó clara el gol de las sentencia de Morata a los italianos. El español finiquitaba la eliminatoria y CR7, que venía de errores clamorosos en su continuada persecución del gol, no lo celebraba. Un detalle pillado por las cámaras y repicado por los medios que señalan, una vez más, a un Cristiano desquiciado por su falta de protagonismo.